Uno de los temas que más me han apasionado desde que comencé el viaje al autodescubrimiento es sin duda EL AMOR.
Hacia un cambio de paradigma en la forma de amar
El amor es una palabra de tal magnitud que al escucharla nos pone los pelos de punta pero a nadie le produce indiferencia.
Sin embargo, esta palabra, sustantivo del verbo AMAR, tiene acepciones, significados, definiciones infinitas, tantas como personas habitamos la Tierra.
Cada persona guarda una imagen muy propia e individual de lo que es para ella el amor y el verbo AMAR.
En este blog, como bien sabes, hablo de autoconocimiento y cambio de paradigma y hoy voy a reflexionar sobre una forma diferente de ver el amor, una visión desde un paradigma muy distinto del que nos han contado lo que es realmente el amor, tanto en las películas, como en la Biblia, así como también en la escuela o en nuestra casa.
Amor rebelde
Vamos a hablar de la forma de ver el amor de un rebelde, de un espíritu inquieto, de una de esas personas con un pensamiento tan profundo y diferente que por lo menos a mí, me hacen cuestionarme nuevamente un montón de paradigmas sociales y culturales sobre el que se cimentan mis creencias.
Hoy voy a hablar de como veía el amor Anthony de Mello, jesuita indio fallecido en 1987, y cuyos textos la Iglesia Católica los consideró como fuera de su doctrina una vez fueron revisados.
Si hay algo de lo que me siento orgulloso, es de ser una persona que se está cuestionando constantemente sus paradigmas y creencias.
Es un ejercicio que recomiendo a todo el mundo y una forma muy buena de conocernos mucho mejor: Leer libros controvertidos y diferentes de personas que piensan de forma dispar a la mayoría.
Centrémonos ahora, de entre todos los temas relacionados con el amor, con el amor de pareja, el amor al amado o a la amada.
Observar el lenguaje
Lo primero que quiero resaltar es el lenguaje que usamos para el amor.
Si nos paramos, nos daremos cuenta de que la mayoría de las personas usamos en el lenguaje común y en el día a día, estas expresiones: «Mi novia», «mi marido», «mi niña», «mi gordi», para referirnos al compañer@ de vida con el que estamos compartiendo nuestro viaje en la tierra.
Yo desde luego lo hago constantemente.
Sin darnos cuenta, estamos convirtiendo en nuestra posesión a una persona que nació completamente libre, y que debido al paradigma social, cultural y religioso «lo que une Dios, que no lo separe el hombre», queda instalado en el inconsciente colectivo, generando un sentimiento de permanencia temporal, por un lado, y de propiedad por el otro.
Tanto una cosa como la otra nos esclavizan, y son una de las bases en las que se construye nuestra infelicidad.
No nos han enseñado que para ser auténticamente felices solo se necesita una cosa: desprogramarnos de nuestros sesgos cognitivos y nuestras creencias basadas en falacias sociales.
Es decir, desprendernos de nuestras ataduras mentales (para ello te recomiendo que profundices en la herramienta del Eneagrama).
Desapego
Aunque no es sencillo el proceso de desapegarnos de las personas, supondrá un antes y un después en nuestras vidas, y simplemente el puro ejercicio de auto observación cuanto amamos a las proyecciones de nuestro ego (reflejados en las personas a las que consideramos de nuestra propiedad), es ya un ejercicio de auto conciencia que nos provoca cierta liberación interior.
Cuando nos apegamos a nuestra pareja, de forma inmediata sentimos una gratificación en forma de placer:
Si le conquistamos nos sentimos bien de forma inmediata, pero a continuación comienza el periodo de angustia a perder a dicho objeto, que es en lo que hemos convertido a la pareja a la que tenemos de compañer@.
No hay forma de ganar la batalla a los apegos.
Es lo mismo que querer encontrar agua que no sea húmeda, en palabras del propio De Mello.
Os voy a dar mi punto de vista de cómo yo interpreto el mensaje del Jesuita:
- Desterrar la falsa creencia de que sin una persona (o cosa) no se puede ser feliz.
Esto lo sabemos todos los que hemos pasado por una ruptura, sabemos que sin esa persona si se puede ser completamente feliz, e incluso mucho más de lo que imaginábamos cuando somos esclavos de nuestros pensamientos limitativos y auto destructivos. - Aprender a disfrutar de la persona con la que compartimos la vida como un compañero de viaje, sabiendo que en este instante está haciendo la travesía a nuestro lado, pero en cualquier momento nosotros, o él o ella emprenderá otra ruta alternativa, porque su viaje y su destino le corresponden solamente a él o a ella.
- Si disfrutas del olor de un millar de flores no vas a apegarte a ninguna en concreto, si tienes mil platos favoritos no sufrirás el día que no puedas comer tu plato favorito.
Con las personas ocurre lo mismo, la cultura actual, que va en contra de nuestros deseos biológicos y naturales, provoca que no nos acerquemos de manera natural a interactuar con más de una persona, en el momento que hemos decidido que «ella es nuestra» o «yo soy para ella».
Sé que esto es controvertido, y que hay algo en nuestro interior que nos dificultará aceptarlo.
Quizá es algo que siempre hayamos sentido dentro, pero los paradigmas sociales golpean tan fuerte en nuestra cabeza que no nos permitimos escuchar a nuestro corazón, dónde están las verdaderas respuestas a quienes somos, qué sentimos y qué debemos hacer en cada momento.
Pero lo más destacado del mensaje de este guía espiritual para mí, es la forma en el que él interpretaba la forma verdadera de amar.
Amor verdadero
De Mello nos invita a reflexionar sobre otra forma de amar libre de apegos y de expectativas.
Nos habla de que amar de verdad a alguien consiste en acercarse y decirle: «Sé tú mismo, ten tus propios pensamientos, motivaciones, deseos y gustos».
«Haz todo aquello que te satisfaga bajo tus propias inclinaciones según el dictado de tu propio corazón».
Imagínate el poder amar de esa manera, deseando realmente el bien de la otra persona, su felicidad por encima del apego que te supone controlar sus respuestas, deseos o motivaciones, más allá de que éstas estén siempre en consonancia con las tuyas.
Lo que yo me llevo de estas reflexiones, es que hay una forma de amar que va más allá de querer a los demás (y especialmente a la pareja) por la necesidad que ésta nos satisface o cubre (soledad, cariño, estatus económico o social, imagen, cumplimiento de estándares sociales), pues lo amamos como persona, como MUJER o como HOMBRE, desde la más absoluta libertad y entendiendo que cualquier cosa que haga esa persona, lo hará para seguir su propio camino, su propia ruta y su propia felicidad.
Por lo tanto, nos alegrará ver cómo florece por sí mismo/a al recorrer su camino, y ello no nos provoca un estrechamiento del sendero del nuestro, sino una luz incandescente, porque nuestro amor por él o por ella será una luz y una guía que nunca se apagará, y nos alimentará de por vida.
¿Qué te han parecido estas reflexiones? ¿Te has cuestionado alguna vez el concepto que tienes del amor y de la forma de amar? Déjanos tus comentarios.
Muchas gracias por leerme. Encantado de seguir conociéndonos mejor juntos. Cambiando nuestros paradigmas.